martes, 23 de octubre de 2007

Frotar


Fr./ Pasar muchas veces algo sobre otra cosa con más o menos fuerza.

Un gasto de energía. Quizas es lo mundano de nuestra vida (cotidiana) y pasa desapercibido. El desgaste energético, las peleas y conflictos, las verdades y mentiras, los atochamientos, los pesares, etc. En fin, los obstáculos. Grandes barreras que no dejan avanzar. Uno está, el Uno es, el Uno sigue su camino y nosostros varados en el equilibrio de la razón, pensando sin sentir, sintiendo sin pensar. Cualquiera de los dos impulsos se inclina hasta caer en el suelo de la mera contingencia: la superficie. Es el único sentido por el que luchamos, por una concordancia lógica de las cosas, de los hechos, de nosotros mismos.
Eso, más que sabiduría es carencia. Y carencia en el sentido de vacíos propios de la vida, que no serán llenado sino por las mismas cosas mundanas, y que luego se seguirán guardando en el mismo espíritu, en lo secreto, en el ánima de lo incognicible.
Cuando lo conocido y lo ajeno se encuentran, no se comprenden, no se reconocen sino que se repelen. Y cuanto mayor o menor fuerza exista para intentar "concordancia" simplemente se rozarán, se frotarán, y cada una seguirá su camino. Es ingenuo hablar de adaptación al medio; es ingenuo decir que nuestro cuerpo cabe en este circuito social. No existe. No existe pues porque hay razón. Y hay razón pues existe el otro. Es complejo. La concordancia en un medio pasa a ser un imposible en un común social mundano presente, de esos que se dedican a caminar sin pensar, y a pensar sin caminar. Recorrer es reconocer. Lo ajeno se vuelve conocido y la conciencia nos muestra una salida lógica: la otredad, una semejanza distante.
Es aquella distancia lo que demarca los límites. "Yo no soy - ni seré - igual a ti". Es un "me parezco, pero no" "somos pero no somos" "soy hombre, pero no como tu". La diferencia es infra-leve. Una cierta distancia, medible en micrones, nos diferencia del otro. En esos micrones sucede una energía campaz de apartar o acercar al "otro" individuo. Comparación, al fin.
Nos golpeamos y nos insultamos, por invasión de privacidad o de territorio. Tenemos sexo detrás de las cortinas de una discoteque con cualquier entidad. Nos damos la mano para pedir una limosna, o simple "macheteo". Me hablas y yo escucho, pero no oigo. Te ríes, pero por descencia. Coges el tenedor con la derecha y el cuchillo con la izquierda, para empujar los alimentos. Te masturbas cuando no tienes polola(o). Prendemos y apagamos la tele, y el cambiador lleno de cebo. Y vivimos.
Vivimos y nos rozamos con todas estas cosas, que solamente suceden, sin ser medidas.
Frotar y frotar las cosas, hasta desintegrarlas.
Frotar y frotar las situaciones, y solo pasar... lejos.
Frotar y gastar energía, en cosas vanales, cosas que no merecen nuestra dedicación, nuestra atención, nuestro "estar ahi" frente a la cosa, nuestro cuerpo al fin.

Vamos y frotémonos, sin involucrarse, e insistamos, y la vida "pasará"... y pasará... y pasará... y...

4 comentarios:

Aarón Berrios dijo...

Me gustó la recopilación que hicisteis de aquellos detalles cotidianos de los que nadie habla, pero que todos saben que siempre los haremos; algunos automáticos, otros inconcientes, y los menos con plena conciencia.
Later!

Anónimo dijo...

Me has dejado sin palabras!
"Frotar" mmm....

Anónimo dijo...

Podría reconocer que apartir de lo descrito , el roce es la antesala al vacío diario que siento al dormir....y que pasa con el lenguaje que me llena, aunque éste sea apartir de una comunicación virtual...mera subjetividad??.
Los roces abstractos calzan en tu análisis??? o es roce cuando dos cuerpos concretos????mona

Anónimo dijo...

UUU recién me dí cuenta usá roce y es frote...disculpa...
Cuando se busca la plenitud , la felicidad...creo que va por acá el recorrido, aprovecho de expresarlo, he leído y no obstante que está el ser humano preguntando , preguntándose es la búsqueda contraria al éxito, al producto.Se me hace interesante poder extender todo esto en un dialógo eterno...sería arrogante pretender cerrarlo, me hace detenerme tu pluma, tu energía,sin mañosa intensión la del maestro que conduce sin mayor pretensión,a un discípulo, nada de felicitaciones creo que sería mesquino ese término...lo leído todavía no sé qué se merece, por depronto mi asombro pueblerino, mi asombro huachaca, mi asombro de romper con los misterios...un abrazo